Hay tiempos en los que uno
se enoja, se desanima, se decepciona, se
cae, se rinde, pero debajo de todo esto siempre hay algo que nos mantiene de
pie y no es un capricho ni la vanidad de seguir vivo, es ese algo que a pesar
de desvariar, de los golpes, de las heridas, sigue vivo… porque bueno así es la
vida a veces simplemente uno se cansa y es necesario recostarse, dejar todo aún
lado, reflexionar, pensar, proyectar los pensamientos al universo y mirarse al
espejo, entender que no todos caminamos igual, ni por el mismo camino, pero es
justo ahí donde yace la riqueza de ese algo que nos hace seguir de pie.
Sabemos, sabes y sé, que hoy no
nos volveremos a ver más, por qué, porque así tenía que ser, tu madurez y la
mía, son diferentes… y yo desde mi perspectiva
decidí respetar tu forma de pensar aunque no estuviera de acuerdo, aunque no lo
estoy y al no estar de acuerdo ni uno de los dos la carga se vuelve pesada,
claro que esto no implica que ya no siga pensando en ti. Sé que no fui lo
suficientemente amable para decírtelo, pero así soy.
Si lees esto o no, bueno en
realidad no sé si importe que lo leas, pero la trascendencia radica en que algún día nos volveremos a encontrar.
Cuando llegue ese día tal vez me equivoque o tal vez no, pero todo volverá a su lugar.
Hay tiempos en los que uno se
alivia, olvida, se resigna dignamente, pero debajo de todo esto siempre hay
algo que nos mantiene de pie y no es un capricho ni la vanidad ni mucho menos
las ganas de seguir vivo, son las esperanzas
que mantienen vivo ese algo, ese fuego que día a día, noche a noche
alumbra los sueños, el camino, cada paso. Porque bueno así es la vida a veces
uno simplemente no sabe por qué seguimos, seguimos y seguimos hacia adelante, volteando la mirada de vez en
cuando hacia atrás, atragantándose con la saliva, disimulando en un suspiro el
devenir de todos esos recuerdos que se quedan por un momento atrapados en los ojos llorosos , contestando a quien nos acompaña en nuestro andar con un
triste – no es nada, sólo es un basurita –
Y poco a poco… delicadamente resistimos.
Esperemos que la ternura nos
vuelque el corazón, para discretamente pronunciar el nombre de ese algo que nos
hace franquear cada vez que pensamos en nosotros. Es
decir, cuando pienso en ti o tú piensas en mí, inconscientemente nuestros labios dicen: Amor.
Y cuando sea tiempo, que la vida
nos vuelva reunir. Mientras cada quien seguirá por su camino. De mi parte de vez en cuando dejare escapar un suspiro con
un “no te olvido, te amo” escrito o susurrado. No te extraño porque decir te
extraño sería mentirte, sólo se extraña a quien se va olvidando poco a poco, a
quien se deja de amar.
Sin más por el
momento.
Te amo.
P.D. Queda la maravillosa Luna como
testigo de esta carta que espero hayas leído.
En la Noche del 26
Enero 2013
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