Desengañémonos de la
esperanza,
porque traiciona en el
amor, porque cansa en la vida,
porque harta sin llegar a saciar,
porque trae más de lo
que se quiere y menos de lo que se espera.
El libro del
desasosiego.
Fernando Pessoa
Un larga carta que empieza hoy y
no sé cuándo terminara, y no es que me preocupe terminarla, más bien lo que me
cuesta trabajo es empezarla. Ya que no pretendo persuadir o escribir
“inmadureces” o “tonterías” pero sí así es, ni modo.
Desde luego me pregunto ¿por
dónde empezar? Y me respondo desde el principio. ¿Pero cuál principio? Sí nunca
hubo. Entonces al azar agarrare una palabra que más resuma lo que tú eres.
Mentira.
Sí, las mentiras ¿Cuáles? Te
estarás preguntando, pues todas las que me pediste que hiciera para demostrarte
mi amor. Todo eso que me pediste que
fuera y que no soy y no es que no quiera ser si no que lo que me pedias no era
otra cosa más que mentirte. Porque cómo ser otro para estar contigo. Si lo que
soy es esto que lees; puras palabras malgastadas, insignificantes que en el
existir de tu vida no tienen valor ya que no se disfrazan, no se venden, no
claudican, no son para caerle bien a alguien o demostrarle algo a la sociedad,
son para que tú algún día con atención las leas en voz alta y en el acto de
leerlas les des libertad.
Todas esas mentiras de decir “Te
amo” y acto seguido irte con un imbécil y dejarme ahí como si no te importara.
Mentir cuando por amor sacrificamos la amistad de toda una vida. Mentir el día
que condicionaste al amor, a mí para estar contigo toda la vida y después en
cada llamada mostrarte indiferente, fría y como si te diera vergüenza que te
marcara. Mentir al darme cuenta que no era enserio lo que habías dicho que muy
probable sabías que no lo iba a hacer. Mentir cuando te escribí que yo buscaba
alguien que me amara por lo que soy, mentí porque no podía mentirte y a pesar
de quererte junto a mí sabía que al fingirme algo que no soy al final iba doler
más que no tenerte.
(24 de Febrero del 2013, primer
fragmento)
*
Otro día, otra noche, otra
madrugada.
Antes de dormir.
Pongo una canción antes de
comenzar a escribir, habla sobre el dolor o algo así.
Me dispongo a escribir, aún no sé
muy bien de que va ir, pero es lo de menos.
Sí, me hubiera gustado omitir la
parte de las mentiras, es algo que no
sólo es incómodo (para mi) si no que es algo que ya resulta muy aburrido de
tanto pensarlo.
En fin, resulta que tratare
de escribir un pequeño cuento, a ver qué sale.
Ahí va:
Era la madrugada cuando él
intentaba… intentaba todo, claro que al final lo único que logro fue mirar la
luna desde su ventana.
También intento suspirar, no lo
logro. Tosió y casi se ahoga.
Miro su reloj eran la 12:59 am y
pensó; ya es muy tarde y mañana tengo que levantarme temprano para hacer nada.
De pronto se acordó de que no se
había lavado los dientes, pero le dio hueva y siguió mirando la luna.
Le dio sed fue por un vaso con
agua a la cocina. Mientras bebía tragos largos no dejo de ver a la luna.
De la nada se derritió una triste
canción de entre las bocinas. Él pensó
en ella sin dejar de observar a
la luna.
Sus ojos no reflejaban lo que
veían. La luna no brillaba en su alma, era ella que seguía viva dentro de él,
aunque ella no lo supiera.
Su corazón termino por derretirse
al terminar la canción.
Desesperadamente intento hacer
algo… lo único que logro hacer; fue lavarse los dientes.
Al regresar del baño hizo aún
lado la cortina se asomó por la ventana y la luna ya no estaba. Se había ido, como ella pensó él. Cerró la
cortina.
Intento llorar.
No pudo, se dio cuenta que ya
casi amanecía y se fue a dormir con un dolor en el corazón.
No sé si logro dormir, pero sabía
qué para él ya era otro día, otro mañana y qué juntaría las fuerzas y el coraje
para algún día volver a intentarlo.
Bueno aquí termino esta parte.
Espero te guste.
¡Vale salud! (y no lo digo por
ser un borracho, lo digo esperando y deseando que seas feliz)
Que la luna se resista todos los
días.
(25 de febrero del 2013)
**
Yo si quería regalarte mi vida.
Yo si quiero regalarte mi vida.
Yo quiero vivir contigo.
¿Tú?
26 de Febrero del 2013
***
Un cuento suelto
Antes de irse
Dejar los amarres sueltos
Una trampa donde el más
incrédulo caiga
Donde la cerveza reviente
La cabeza
Y el corazón.
(27 febrero del 2013)
****
Un par de días después y no sé…
siempre que hace frío me dan ganas de salir, ir a tu casa, abrazarte, decirte
que nada ha pasado. Pero es tanto el
frío que mi cuerpo se queda entumido y no puedo moverme, intento llorar, pero
es tanto el frío que duele cada uno de mis pequeños esfuerzos.
Decirte tantas cosas, repetirte
una y otra vez lo mismo y lo mismo, pero sé que ya todo es en vano… la vida
sigue, yo sin ti; un dolor inmenso, tú sin mí; una sonrisa triste.
Un par de cervezas mientras el
invierno se escapa poco a poco.
Sin más llega la resignación; el
dolor se calma, se cansa, se duerme y de vez en cuando abre los ojos un par de
segundos, se cerciora de que todo sigue igual y los vuelve a cerrar. Me doy cuenta de que nada va a cambiar.
Nosotros jamás seremos, es triste sí, pero… bueno en realidad no hay esperanza,
sólo la inercia de seguir hasta el final.
Por breves espacios de tiempo se
me ocurren tantas cosas que decir y pienso en las que no dije y la verdad
después de todo se impone. No dejo de pensar en ti, pero tampoco pienso en
nosotros como un hubiera y menos como un futuro utópico.
Me gustaría acabar esta carta
aquí, poner el punto final sin importar más, pero sé qué aún tengo algo que
decir, no sé tal vez sea que me aferro a algo y sabiendo que después de todo…;
y cuando escriba para siempre, será una estrella fugaz que se desintegra en el
tiempo, el espacio y nuestros corazones. Será una mirada perdida en la fría
noche. Después no quedara nada, ya nada.
(2 de marzo del 2013)
****
Siempre me faltaron las palabras
o tal vez me sobraron, eso lo decides tú. Te di mi alma en los pocos poemas que
escribí para ti. Los perdiste como a mí, descuidaste el cuaderno y lo perdiste,
como a muchas otras cosas que te regale, por ejemplo mi amistad.
Ahora a la distancia todo está en
calma, claro aún el corazón sigue un poco distraído, pero ya está mucho mejor,
se está recuperando. Con decirte que ya sale a la calle, platica con otros
corazones y hasta les coquetea aunque pronto se cansa y los deja pasar.
En fin, la verdad es que ya me
canse de escribir lo que creí sería un larga carta y resulta que ya me canso. Si
lo sé muchas cosas me cansan hasta las que no hago me agota.
Ya está por demás si sé
que no lees estas cartas y que tal vez cuando lo hagas ya no tendrán la
trascendencia que tienen hoy si las lees.
La vida sigue querida, y sabes
que de las pocas cosas que estoy seguro que son un absoluto es que nadie es
indispensable en la vida de otro. Sí, se echa de menos, se pueden arrancar los
pelos, quitarse los dientes, ponerse hasta la madre de borracho, hablarse en la
madrugada y demás cosas estúpidas que se hacen por amor, pero al otro día no
queda más que la resaca, el cansancio y el seguir con la vida.
Aquí termino esta carta, me
gustaría seguir, pero ya me canso y eso me deprime, bueno te cambio “me deprime”,
por ya “me puso triste”.
Un te amo cansado.
Entre abro y cierro los ojos, mis
dedos hacen un gran esfuerzo por seguir tecleando, ya.
3 de marzo del 2013.
Desde antes de la media noche
Miro por la ventana no veo la
luna, pero veo la antena de los vecinos, claro que esto no tiene nada de poético,
pero en este punto qué más da.
Pd.
Te rezo a ti mi amor porque mi amor es ya una oración; pero ni te concibo
como amada, ni te alzo ante mi como a una santa.
El libro del
desasosiego.
Fernando Pessoa
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